DECISIONES DE VIDA COMO PROYECTOS DE LEY PARA UNA REPUBLICA -HUMANA

La aprobación de una Ley pasa por debates del senado, cámara de presentantes y sanción presidencial. Si el presidente, quién teóricamente tienen la última palabra, no da el visto bueno por declararla inconstitucional, entonces puede solicitársele a la Corte Constitucional que revise el caso y de su criterio para instar al presidente a que cambie de parecer, dando lugar a un acto legislativo. Así funciona, a grandes rasgos, un Estado democrático. 

En nuestro interior, ¿Los seres humanos contamos con una estructura parecida a la de un Estado, a la hora de tomar decisiones?, ¿como es el trámite para aprobar una ley de vida que nos conlleve a un cambio de hábitos?

Como punto de partida, analicemos esas decisiones que tomamos sin pensar, de las que luego te puedes arrepentir, leyes que no fueron filtradas por el Senado interior, ni por la cámara y que se convirtieron en decreto presidencial, ¿quién o qué representa a ese juez capaz de tumbar un decreto? como el ejemplo del juez que reversó la decisión que Donald Trump había tomado con respecto a la entrada de inmigrantes de ciertos países.

¿Quién propone las leyes concernientes a nuestra vida?
A falta de una bancada política definida, también funciona la iniciativa popular. Me refiero a ese entorno familiar, social o laboral que ejerce una fuerza sobre tu política de Estado. Alterando para bien o para mal, tu soberanía. “Te verás mejor con otro peinado, deberías cortarte el cabello pronto”, “deberías estudiar otra carrera que tenga más proyección”, “te convendría emprender un negocio más acorde a tu personalidad”, “esa mujer no te conviene”, por citar algunas de las tantas voces que merodean el panorama psicológico, emocional y ontológico de un ser humano. 
“¿Qué hago?, ¿A quién le presto atención?, ¿qué decisión me conviene más?, el pueblo quiere una cosa, mi alma quiere otra, mis instintos apuntan a otro lado y yo quiero adoptar otra tendencia”. ¿Imaginan la zozobra que experimenta una persona mientras intenta ser democrático en sus reflexiones? ¿nuestra política interior debería ser más dictatorial y deshacerse de la rama legislativa?

Cuando los instintos toman el mando absoluto de nuestro Estado, la política de vida podría estar conducida a la inmoralidad. Se formaría la autocracia de lo pecaminoso. cuando el senado de los instintos propone una ley, la cámara de representantes (del corazón) se esfuerza por mostrar argumentos para que sea derogada.

¿La consciencia hace las veces de Corte Constitucional?
La consciencia es la que le proporciona transparencia al proceso de aprobación de una ley que puede convenirnos.

Cierro con el ejemplo de una persona que está estudiando un proyecto de ley, en el que propone suicidarse. ¿Cómo se tramita esa intención al interior de su Estado humano? ¿qué es lo que hace que el presidente archive, modifique o acepte ese proyecto de ley? ¿de qué depende?

El presidente (el cerebro) es quien tiene la última palabra, porque es él quien finalmente da el visto bueno y da la orden al pueblo: los sentidos, el cuerpo humano, órganos, extremidades, para que plasmen la decisión y no incurran en desacato.

Si todo apunta a que debes tomar una decisión fatal con respecto a tu vida, permite que ciertas fuerzas provoquen una anarquía, y propinen un golpe a ese Estado absolutista que pretende extinguir la llama de tu lucha por lo bello.

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