Antes de cada cita con el evaluador físico

Lo predispuesto que estaba, la noche antes de cada cita con el evaluador físico del gym.
“Cómo me vuelva a hacer sentir mal por no cumplir los objetivos, le voy a alzar la voz exigiéndole que me respete. ¡Acépteme tal como soy!”. 
Llegaba la hora de la cita y al final me iba sin tener la valentía de decirle lo que me moría por expresar. Me despedía sumiso con la promesa de: “En la próxima cinta, trataré de mostrarle mejores resultados ”. ¿Cómo se llamará el diagnóstico de alguien que “Promete algo a sabiendas del nulo esfuerzo que hará por cumplirlo”?


Hoy en día, estrecho la mano del evaluador al que nunca insulté. Comparto con él información sobre ser Fit y los impactos favorables en la cotidianidad. Silenciosamente la agradezco por el trauma que me generó al mostrarme los puntos que debía mejorar en mí. 
Brindamos telepáticamente ¡Salud!

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