Carta al niño que fui




El Jairo de 44 años se le aparece, en la habitación -como si fuera un ángel- al Jairo de casi 13 años, y le dice:


Sé que te la pasas estresado, más de lo que debería, más de lo permisible para un niño de tu edad. Ni siquiera has cumplido 13 años. Tu hogar es una incertidumbre, las peleas no se detienen. Tu autoconfianza cada vez está más demolida. Si supieras que luego todo eso va a mejorar. Todo va a estar bien, te lo digo yo, que estoy 31 años más adelante que tú. Ya te diré cómo se solucionó el tema. 


Por las noches te muerdes los labios y te hundes los dientes, no sabes por qué y ahora que - desde el futuro lo entiendo— se debe a que no soportas tu vida, el contexto. Quisieras ser otra cosa, otro ser, al que le patrocinen sus sueños y no alguien encarcelado en una realidad incómoda. Te miras al espejo y te preguntas: ¿quién se va a casar con esto? ¿Con este? Disculpa que te enliste y te enrostre tus hábitos más preocupantes, pero me acuerdo todavía de aquellos que merecen un análisis, ya que inspirarían la tesis de grado de cualquier psiquiatra. Eso podría ayudar a la adolescencia de hoy en día. Si es que pasan por algo parecido.


Todo cambió con la percepción. No te enfoques en ver solo lo negativo sino en lo constructivo de lo negativo. Por ejemplo, te sientes feo y tímido. Eso es una invitación a elevar tu creatividad para pasar a un nivel mayor. Es como un juego. A mis 42 años inventé un taller llamado “De la Torpeza a la Destreza”, y allí hablo justamente de eso, de cómo uno usa la frustración a su favor, como un trampolín que te empuje a estar donde quieres estar. No es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa. Cada una de tus limitaciones actuales (que no son pocas), míralas como una oportunidad de evolución.


Sé que cuando escuchas ese apodo de “mandíbula”, te pones a temblar, Fabio Miranda cada vez que camina cerca de ti, te lo repite. ¿Por qué sufrir con aquello que no puedes controlar? Ojalá puedas aprender de los otros chicos sobre cómo hacen para no dolerse cuanto les achacan un apodo humillante, ellos saben darle la vuelta. ¿Te estoy pidiendo mucho, cierto? Ellos son astutos. Tu también eres un asunto en potencia, la ansiedad no te lo deja ver así. A partir de los 37 años empezarás a hacer reír a la gente con tus anécdotas sobre cómo fuiste superando todo eso (modificando la percepción). Si temías que más gente supiera lo de “mandi”, ahora con valentía y resiliencia, le colocaste un toque de amor a la desgracia.


Para colmo de males, a los 37 te decidirás por fin a pedir ayuda para hablar claro, desvanecer la gaguera. Eso fue digno de admirar porque tumbarás ese mito de “soy así y muero así”, “loro viejo no aprende a hablar”. Y por supuesto, hiciste humor con el matrimonio disfuncional de tus padres. Ellos fueron la imagen que necesitabas ver para ser/hacer todo lo contrario cuando tuvieras la responsabilidad de vidas a tu cargo. Y lo vas logrando. Porque tendrás una pareja con la que convivirás pacificamente, de la que te reenamoras todos los días, y tendrán dos hijos sanos, bellos y muy seguros de sí mismos. Que si no termino rápido esta carta, ese par de hijos se van a despertar y me van a interrumpir esta escritura jajaja.


Así que ten calma, aprende a respirar hondo, toma algunas clases de yoga, estudia stand-up Comedy. Siempre que te ocurra algo incómodo, pregúntate ¿qué mirada creativa, o creadora, le puedo dar a esta situación? Recibe cada noticia fea con postura erguida (un día te harás consciente de tu joroba y la corregirás), como diciendo: “aquí estoy para recibir con brazos abiertos todo lo que me llegue, porque lo voy a saber reconvertir”. Valiente, coherente.


No te quejes tanto de lo que futuramente te vas a reír, te vas a sentir orgulloso de ser una de las personas worldwide que más cambió su estructura, que más renunció a condiciones que no le generaban felicidad. No se conformó con ser lo que le tocaba ser sino que se atrevió a ser lo que soñaba. No tuviste que ir más obligado a misa. No moriste antes de los 40 de alguna enfermedad grave. Tus migrañas desaparecieron. Ya no te importa el que dirán. Cada día aprendes más temas y, lo más importante, los pones en práctica. Eso te mantiene en una luna de miel con la vida y con tu entorno cercano. 


¡¡¡Bravo!!! Eres un héroe. Eres un ejemplo de alguien que no para de evolucionar. Te agradezco mucho Jairito adolescente porque abriste la senda, sentaste el precedente de lo que luego sería una superhistoria de resiliencia, por la que Netflix pagaría billones de dólares en forma de guión.


A mis 44 años quiero hablarle a los jóvenes, decirles a ellos lo que a ti te hubiera gustado saber en ese momento. En honor al prócer que eres, que estás siendo. Que todo tiene solución, Adiós al fatalismo. 

Comentarios

Entradas populares